martes, 9 de diciembre de 2014

Mérida

Voy a hacer unos apuntes sobre Mérida, la Emérita Augusta romana construida en el año 25 a.c. para residencia de legionarios jubilados (eméritos) de la Galia y del norte de Italia


 Dos aspectos de la plaza mayor.

 Parador Nacional de Turismo.

Arco de Trajano, el emperador hispano -primero de los emperadores no itálicos-. Este magnífico arco está construido con dovelas de granito, magníficamente labradas, de más de una tonelada de peso. Su altura fue torpemente disminuida por algún gobernante contemporáneo, levantando la calzada un par de metros por lo menos.

 Templo de Diana. Está rodeado de unas modernas construcciones de hormigón que pretenden recrear las originales (?)

Los romanos rodearon Mérida con una muralla de perfecta sillería de granito, pero los árabes la destruyeron aprovechando las piedras para construir la alcazaba, que era la residencia amurallada del gobernador.

Claro, las piedras de la alcazaba ya no ajustaban como en la primitiva muralla. Obsérvese la chapuza de los árabes que, sin embargo, en decoración de interiores eran insuperables.

Lo que se conserva en su plenitud es el puente romano sobre el Guadiana, aunque con varias restauraciones a lo largo del tiempo debido a las riadas y a las guerras. 
Tiene 60 arcos y una longitud de casi 800 metros. Hasta 1991, en que se construyó el puente de Lusitania, soportó todo el tráfico rodado y era paso obligado para recorrer la Vía de la Plata -que recorre España por el oeste de norte a sur- o ir a Olissipo (Lisboa), Toletum, Córduba o Caesaraugusta (Zaragoza). 
La restauración del siglo XVII se hizo ¡como no! con sillares extraídos del Teatro Romano.


El Guadiana, a su paso por Mérida, ese uno de esos sitios en los que apetece practicar el piragüismo.

Puente de Lusitania, que hizo posible la peatonalización del puente romano en diciembre de 1991.

Por último unos apuntes sobre el teatro y el anfiteatro. De este último (foto superior) queda poca cosa. Los graderíos se hacían de sillares de granito por el interior y por el exterior, rellenando el espacio intermedio de hormigón romano. Los magníficos sillares de granito se "aprovecharon" para construir iglesias y edificios "serios" y para la restauración del puente romano. 

  
El famoso teatro fue restaurado a partir de 1964 por Menéndez Pidal, ya que estaba abandonado desde el siglo IV, cuando se hizo oficial la religión Cristiana en el Imperio y ésta declaró inmoral la representación escénica. 
La verdad es que el público prefería ir al anfiteatro, para ver a los gladiadores y a los animales, pero los dirigentes favorecían el teatro del que se servían para hacerse propaganda y autobombo.
El muro de escena con columnas de mármol mide 17,5 m. de altura y 63 m. de longitud, un poco lejos de los 37 m. de alto y los 103 de largo del teatro romano de Orange que hemos visitado en noviembre. 
El aspecto del graderío es engañoso porque está, en gran parte, reconstruído con poliéster reforzado con fibra de vidrio.

La mayor parte de la obra de granito ya he dicho que se saqueó, aprovechando el teatro como cantera de piedra ya labrada. De la mayor parte de las gradas solo queda el relleno de hormigón.

Aquí se ve como estaba construído con sillares de granito por el exterior y relleno de hormigón ciclópeo (opus caementicium). 
En Mérida se pueden -y se deben- visitar muchas más cosas, pero, de momento, subo estos apuntes al blog.

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